A veces, sin darnos cuenta, nos convertimos en víctimas de lo que otras personas esperan de nosotros, y a consecuencia de esto, perdemos un montón de tiempo haciendo cosas que nos resultan ingratas.
Si estamos demasiados enfrascados en nuestras ocupaciones como para reparar en ello, es posible que sigamos adelante ajenos al problemas, sin pararnos a cuestionar la situación.
A lo largo del mes que viene, dedica media hora a la semana a reflexionar acerca de tu vida y hazte preguntas sobre ella.
¿Trabajas en lo que haces porque te gusta o porque alguien pensó que era lo mejor para ti?
¿Empleas tu tiempo libre en actividades que te divierten o en tareas que te aburren mortalmente?
En resumidas cuentas, vivir del modo que lo haces, ¿es idea tuya o de otras personas?
Pocos de nosotros tenemos la fortuna de poder dedicar nuestra vida a hacer lo que más nos gusta: cuestiones económicas y otros tipos de obligaciones hacen que nos resulte imposible.
Pero si descubres que pasas la mayor parte del día sufriendo las consecuencias de los planes que otros han trazados para ti, sin duda ya es hora de que empieces a vivir algunos sueños de tu propia cosecha.