Posted by Denise ( administradora ) on 31 October, 2012
LA VERDAD... ¿ES LA VERDAD?
El rey había entrado en un estado de honda reflexión durante los últimos días. Estaba pensativo y ausente. Se hacía muchas preguntas, entre otras por qué los seres humanos no eran mejores. Sin poder resolver este último interrogante, pidió que trajeran a su presencia a un ermitaño que moraba en un bosque cercano y que llevaba años dedicado a la meditación, habiendo cobrado fama de sabio y ecuánime.
Sólo porque se lo exigieron, el eremita abandonó la inmensa paz del bosque.
--Señor, ¿qué deseas de mí? -preguntó ante el meditabundo monarca.
--He oído hablar mucho de ti -dijo el rey-. Sé que apenas hablas, que no gustas de honores ni placeres, que no haces diferencia entre un trozo de oro y uno de arcilla, pero todos dicen que eres un sabio.
--La gente dice, señor -repuso indiferente el ermitaño.
--A propósito de la gente quiero preguntarte -dijo el monarca-. ¿Cómo lograr que la gente sea mejor?
--Puedo decirte, señor -repuso el ermitaño-, que las leyes por sí mismas no bastan, en absoluto, para hacer mejor a la gente. El ser humano tiene que cultivar ciertas actitudes y practicar ciertos métodos para alcanzar la verdad de orden superior y la clara comprensión. Esa verdad de orden superior tiene, desde luego, muy poco que ver con la verdad ordinaria.
El rey se quedó dubitativo. Luego reaccionó para replicar:
--De lo que no hay duda, ermitaño, es de que yo, al menos, puedo lograr que la gente diga la verdad; al menos puedo conseguir que sean veraces.
El eremitaño sonrió levemente, pero nada dijo. Guardó un noble silencio.
El rey decidió establecer un patíbulo en el puente que servía de acceso a la ciudad. Un escuadrón a las órdenes de un capitán revisaba a todo aquel que entraba a la ciudad. Se hizo público lo siguiente: “Toda persona que quiera entrar en la ciudad será previamente interrogada. Si dice la verdad, podrá entrar. Si miente, será conducida al patíbulo y ahorcada”.
Amanecía. El ermitaño, tras meditar toda la noche, se puso en marcha hacia la ciudad. Su amado bosque quedaba a sus espaldas. Caminaba con lentitud. Avanzó hacia el puente. El capitán se interpuso en su camino y le preguntó:
--¿Adónde vas?
--Voy camino de la horca para que podáis ahorcarme -repuso sereno el eremita.
El capitán aseveró:
--No lo creo.
--Pues bien, capitán, si he mentido, ahórcame.
--Pero si te ahorcamos por haber mentido -repuso el capitán-, habremos convertido en cierto lo que has dicho y, en ese caso, no te habremos ahorcado por mentir, sino por decir la verdad.
--Así es -afirmó el ermitaño-.
Ahora usted sabe lo que es la verdad... ¡Su verdad!
*El Maestro dice: El aferramiento a los puntos de vista es una traba mental y un fuerte obstáculo en el viaje interior.
Posted by Denise ( administradora ) on 31 October, 2012
SALMO 23 EL SEÑOR ES MI PASTOR
El es mi pastor: nada me puede faltar, Ante mí está la mesa y la copa de Cristo; recibí mejor que la unción de aceite sagrado, la del Espíritu Santo (1 Juan 2,27); espero, no el descanso de la muerte, sino el de la resurrección junto al Padre.
1 El Señor es mi pastor, nada me falta, 2 en verdes pastos él me hace reposar y a donde brota agua fresca me conduce. 3 Fortalece mi alma, por el camino del bueno me dirige por amor de su Nombre. 4 Aunque pase por quebradas muy oscuras no temo ningún mal, porque tú estás conmigo, tu bastón y tu vara me protegen. 5 Me sirves a la mesa frente a mis adversarios, con aceites tú perfumas mi cabeza y rellenas mi copa. 6 Me acompaña tu bondad y tu favor mientras dura mi vida. mi mansión será la casa del Señor por largo, largo tiempo.
Existían millones de estrellas en el Cielo. Estrellas de todos los colores: Blancas, plateadas, verdes, doradas, rojas y azules.
Un día, inquietas, ellas se acercaron a Dios y le dijeron: - “Señor Dios, nos gustaría vivir en la Tierra entre los hombres”.
- “Así será” respondió el Señor Cuenta la leyenda que, en aquella noche, hubo una linda lluvia de estrellas. y la Tierra quedo maravillosamente iluminada.
Pero con el pasar del tiempo, las estrellas resolvieron abandonar a los hombres y volver al Cielo, dejando la Tierra oscura y triste.
¿Por que volvieron? pregunto Dios, a medida que ellas iban llegando al Cielo. “Señor, no nos fue posible permanecer en la Tierra, allá existe mucha miseria y violencia, mucha maldad, mucha injusticia….”
Después que llegaron todas las estrellas y verificando su numero, Dios hablo de nuevo: “Nos esta faltando una estrella… será que se perdió en el camino?”
Un ángel que estaba cerca replico: “No Señor ,una estrella resolvió quedarse entre los hombres, ella descubrió que su lugar es exactamente donde existe la imperfección, donde hay limite, donde las cosas no van bien, donde hay lucha y dolor”.
Que estrella es esa? pregunto Dios, es la Esperanza, Señor, la Estrella Verde…
Y cuando miraron para la Tierra, la Tierra estaba nuevamente iluminada porque había una Estrella Verde en el corazón de cada persona. Porque el único sentimiento que el hombre tiene y Dios no necesita tener, es la Esperanza,
Dios ya conoce el futuro y la Esperanza es propia de la persona humana, propia de aquel que yerra, de aquel que no es perfecto, de aquel que no sabe como será el futuro.
Recibid hermanos, en este momento, esta Estrellita en vuestro corazón “LA ESPERANZA”…