Posted by Miguel Aristy Rodriguez on 29 October, 2012
Gret estoy en el momento en que se espera que ocurra eso que no entra en definición.
Ese "marco" HECHO DE NADA, abstracto, "donde" se sienten, oyen y se visualizan los incidentes.
Esa nada, que es algo, porque alberga todos lo contenido y contenidos.
Ese albergue es responsable del vivir ajeno a los vaivenes de los incidentes.
Ese estado de nada y de todo es la felicidad.
ESTO ESCRIBIO GRET Y OTROS AUTORES
De acuerdo con Schopenhauer, el dolor y el aburrimiento excluyen la posibilidad de ser felices, algo con lo que Séneca coincidía.
Por otro lado, Tomás de Aquino enfatizaba en la falta de virtud y de voluntad, es decir en la desidia y la corrupción personal, como los principales enemigos de la felicidad.
Mientras que en la tradición budista se hace hincapié en el deseo y el apego como las principales trabas. Así que llevado a un contexto contemporáneo, podríamos aventurarnos a definir la felicidad como la ausencia de ciertos estados y sentimientos, los cuales generan una frecuencia que difícilmente nos permitirá acceder a ella.
Entre estos tendríamos que iniciar por una de las antitesis de ser feliz: el enojo. Y continuaríamos con el estrés, el dolor, tanto físico como emocional, la angustia,y algunas otras construcciones mentales que, lamentablemente, nos han hecho prisioneros.
Estas reflexiones nos remiten al caso de Matthieu Ricard, un monje budista francés a quien los medios han adjudicado la ridícula etiqueta del “hombre más feliz del mundo”, algo que, afortunadamente, él mismo desestima.
Tras completar su tesis doctoral en genética molecular, hace 35 años, Ricard abandonó su prominente carrera científica para entregarse por completo a la disciplina del budismo tibetano. Y hoy, aparentemente, este señor lleva un cuarto de siglo sin experimentar el sentimiento de enojo o frustración. “De algún modo, consciente o inconscientemente, directa o indirectamente, a corto o a mediano plazo, todo lo que hacemos, todo lo que anhelamos, lo que soñamos, está de algún modo relacionado a un profundo deseo de conseguir la felicidad”, afirmó Ricard durante su participación en las conferencias de TED.
Desoyendo a Chesterton, neurocientíficos de la Universiad de Wisconsin llevaron a cabo un estudio para medir los niveles de felicidad de cientos de voluntarios. Ricard fue uno de ellos, y el monje francés manifestó una actividad notablemente superior al resto de los participantes, en la región del cerebro en la que se procesan los sentimientos positivos, principalmente la felicidad.