En vez de dejarte abrumar por el peso de tus errores, piensa en la gran cantidad de decisiones correctas que has tomado a lo largo de tu vida.
Felicítate a ti mismo por tus éxitos logrados en el pasado y resalta aquellas decisiones que adoptaste con buen criterio.
Desde el punto de vista práctico, y aunque pueda parecer exagerado, por el mero hecho de seguir vivo de un día para otro estás obligado a ejercer tu criterio miles de veces.
Con todas esas oportunidades para equivocarte, no sería razonable esperar que todas tus elecciones fueran perfectas.
Ten la seguridad de que aciertas en muchas más ocasiones de las que te equivocas. Comparados con la infinidad de decisiones correctas y enriquecedoras para tu vida que tomas a diario, tus errores representan un porcentaje inferior.
