El círculo encierra, limita,exalta, un anillo derojo tezontle: sangre inmemorial quese volvió arenisca aglomerada de opacidades carmesíes, y una desolada y redonda superficie de lava de negras y ácidas asperezas: rastros, vestigios congelados de las salivas y los vómitos de antiguos volcanes que enseñoreaban el Valle de Anáhuac, lo cobijaban con su ardiente fuego y entintaban la transparencia desu hábito con nubarrones y fumarolas. Muchedumbre de piedras de afilados vértices, rugosidades erizadas y lajas espejeantes en las que se contemplaba nuestro señor Tezcatlipoca, éste es el circo del mal país, donde hacen piruetas y malabares los fantasmas invisibles de los antiguos pueblos mexicanos que habitaron la altiplanicie.
Y éste es, sobretodo,elcorazón de todos los pedregales.
Círculo de sangre Alberca de obsidiana Cuna del tiempo
Sus guardianes son sesenta y cuatro: dieciséis por cada cuadrante de una rosa náutica en cuyo seno navegan las leyendas hacia todos los rumbos y hacia ninguna parte. Altos y poliédricos, hieráticos, inconmovibles,estos guardianes hacen las veces de atracadero y punto de partida. Y sirven, también,estos centinelas de piedra,como vigilantes de un espacio circular repleto de vacío, y de un vacío que, vengativo, aprisiona al espacio.
Cuando llueve sobre él, sobre este círculo, los arroyuelos se esconden en las mil oquedades de la lava, y su estela traslúcida la transforma en una esponja decarbón barnizada con babas de caracol.
Nido de la lluvia Crisol del viento Cráter almenado
Hace mucho tiempo que los pétalos de las flores de las Guerras Floridas se volvieron cenizas petrificadas para alfombrar este espacio. Pero el sol se encarga de encenderlos de nuevo cuando las nubes lo dejan hacer de las suyas. La luz del sol, aquí,en este espacio, al mediodía, cuando se encuentra en el cenit, se transforma en un resplandeciente diluvio de estrías luminosas y punzantes. Ningún sol, como éste, tan picante, tan terco, tan tirano, y a la vez tan cálido y apapachador: cuando alumbra este espacio y ciega la vista, también deslumbra a la imaginación y entibia el alma. Es un sol todo albor, hecho de nieve en llamas.
Horno del sol Caldera del sueño Fuente del silencio
Se antoja caminar por este círculo, descalzo, para desgarrarse la planta de los pies y hermanar la sangre con la linfa de los espíritus del coyote canijo y del gordo y espinosito tepezcuintle. Se antoja sentarse en el centro de este ombligo de México, a la medianoche, solo uno, solos los tres: uno, su alma y su nahual, y bañarse los ojos con el agua enchapopotada de la noche. Aquí no se ven las estrellas, montura de los dioses, porque a éstos los espantó la farándula pirotécnica de la gran ciudad: hasta aquí llegan los vahídos de sus oropeles. Pero lo que sí se puede escuchar, y ver, y tocar y hasta bebérselo, es el silencio. El silencio sagrado. El silencio que acuna el sueño de la Historia y anuncia el amanecer.
Fundación del alba Órbita de la soledad Pista de los dioses
Es cuestión de paciencia. De sentarse y esperar. Este espacio fue edificado para ellos, los dioses. Es cuestión de hacer que no se hace nada. Cuestión de no pensar mientras se teje y desteje una túnica de súplicas. De que vendrán, vendrán. Ésta es su casa. Éste su templo. Cuando los dioses se acuerden de nosotros y bajen a esta tierra, será una noche de luna redonda y rolliza, luna de plata, luna de armiñadas plumas de garza, luna de conejo blanco, luna de tigrillo albino. Y será aquí,cuando los dioses desciendan de las alturas para hablar con nosotros, donde primero dejarán la impronta de sus huellas. Sí, aquí, en este espacio, en este círculo.
Luna espejo de la luna.
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