La Tierra en su continuo viajar se ha alejado del Sol y en este tiempo llamado invierno sentimos menos su luz y su calor. En la naturaleza apenas hay actividad. Un árbol parece muerto y sin embargo sigue vivo. Aguantará firme sobre su raíz las embestidas del frío viento y sus ramas serán flexibles con el peso de la nieve. Su impulso vital le prepara para la próxima estación porque la verdad es que la Tierra en su ciclo continuo se acercará poco a poco al Sol y de nuevo podrá mostrarse en toda su plenitud, lleno de hojas, flores y frutos. El árbol me enseña que los malos tiempos me hacen fuerte, que la verdadera VIDA está en mi interior y que aceptando el tiempo presente y siendo flexible con las circunstancias podré sacar lo mejor de mi misma. Un árbol es un gran Maestro para la vida.