LA FLORA INTESTINAL SE DETERMINA EN EL NACIMIENTO...

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LA FLORA INTESTINAL SE DETERMINA EN EL NACIMIENTO

LA FLORA INTESTINAL SE DETERMINA EN EL NACIMIENTO La composición de la flora intestinal depende, en primer lugar, de la manera en la que nacemos. Cuando nos encontrábamos en el vientre de nuestra madre, nuestro tubo digestivo era estéril. No tenía microbios. Las bacterias y levaduras no se instalan en él hasta el momento del parto: 72 horas después de nacer, nuestro tubo digestivo contiene ya ¡millones y millones de bacterias y levaduras! ¿Pero de dónde proceden todas esas bacterias y levaduras? Aún lo desconoce mucha gente, pero para los niños que han nacido por parto   natural proceden de la flora vaginal de la madre. Ahora bien, la flora vaginal depende en gran medida de la flora intestinal, por lo que las mujeres que en las últimas semanas de embarazo tengan una adecuada flora intestinal, dejarán a sus hijos una excelente herencia de especies microbianas para que siembren su intestino. Si por el contrario el intestino de la madre está contaminado por especies oportunistas y patógenas, por desgracia el bebé también las heredará. De esta manera queda demostrado que la predisposición a padecer ciertas enfermedades tiene relación directa con un tipo de microflora que se transmite de madres a hijos en el nacimiento. En particular ocurre con los descendientes de mujeres que sufren asma o dermatitis. Si durante los últimos meses de embarazo la madre regenera su microflora (veremos cómo), el niño   no será portador de una flora que pueda provocarle eczemas y/o asma. De esta manera tan sencilla se puede evitar que el recién nacido sufra una deficiencia que puede arrastrar de por vida, y que a su vez podría derivar en una bronquitis crónica que requeriría de asistencia respiratoria, convirtiéndole en una persona dependiente. Existe otro caso igualmente preocupante y es el de los niños que nacen por cesárea. El bebé que nace por cesárea, al ser extraído directamente de la placenta (habitáculo estéril), no tiene contacto con la flora de su madre. Recibe entonces la microflora del entorno, es decir, del hospital, que suele estar poblado de bacterias resistentes a los antibióticos, en especial la desgraciadamente famosa estafiloco aureus (Staphylococcus aureus). Si no se corrige a tiempo, la flora intestinal de origen   hospitalario puede tener consecuencias dolorosas para toda la vida. Así que es muy importante que desde el momento mismo del nacimiento, las mamás a las que por fuerza debe practicárseles una cesárea siembren el tubo digestivo de su bebé con bacterias beneficiosas para la salud. Antes de hablar de cómo hacerlo, déjeme que puntualice que incluso una flora intestinal buena en el nacimiento puede llegar a desequilibrarse. Cómo se puede romper el equilibrio de la microflora Tras el nacimiento, el equilibrio de la microflora intestinal se encuentra en constante evolución. Se trata de un equilibrio dinámico que puede romperse por diferentes factores endógenos y exógenos: factores endógenos (que se originan en el interior del organismo): puede que tengamos un sistema inmunitario deficiente o una enfermedad metabólica leve   que ocasione una modificación de la flora intestinal. Si nos hacemos una herida o pasamos por el quirófano, tenemos una inflamación, estreñimiento crónico o un tumor en el intestino, la microflora también puede alterarse gravemente, lo que empeora los síntomas de la enfermedad prolongando la recuperación. factores exógenos (que se originan en el exterior): una alimentación desequilibrada, la contaminación por metales pesados o por pesticidas utilizados en el campo o por aditivos alimentarios antimicrobianos, infecciones por gérmenes patógenos, niveles altos de estrés, tratamientos antibióticos, vacunas… Todo ello favorece la inhibición de las bacterias buenas, dejando espacio para que se reproduzcan los gérmenes oportunistas y patógenos que son responsables de enfermedades. Las consecuencias   pueden tener mayor o menor gravedad, e ir desde simples trastornos digestivos hasta la ruptura total de las defensas del organismo. En ese caso, se corre el riesgo de que los gérmenes se multipliquen hasta provocar una infección generalizada (septicemia), y potencialmente la muerte. Esto demuestra que una flora intestinal equilibrada es clave a la hora de estar sanos y hacer frente a las enfermedades. Nuestro objetivo debe ser conservar la flora en un estado microbiológico perfecto. Voy a explicarle cómo: Cuidar y mejorar la flora intestinal Algunas de las bacterias presentes en la flora intestinal tienen un efecto positivo para la salud y para la vida en general: por ese motivo, los científicos las han bautizado como “probióticas” (beneficiosas para la vida). Estimulan el sistema inmunitario, reducen las alergias y alivian la inflamación   del intestino. También impiden la producción de toxinas susceptibles de sobrecargar el hígado, mejoran el tránsito intestinal, disminuyen las flatulencias y previenen los trastornos digestivos (estreñimiento o diarrea). Para que realmente merezcan llamarse probióticos, es necesario demostrar sus efectos científicamente.Pero existen otras especies oportunistas o patógenas, susceptibles de originar problemas de salud de todo tipo, entre ellos alergias, micosis y hasta alguna enfermedad. Entre las micosis, la candidiasis provocada por laCandida albicans es alarmante, puesto que la proliferación de este germen en el organismo provoca una alteración del sistema inmunitario que puede abrir la puerta a otras enfermedades, como el cáncer. El reto es el siguiente: tenemos que favorecer la proliferación de bacterias beneficiosas mediante   la implantación de especies favorecedoras de bacterias saludables y el uso del “abono” adecuado. Y, al mismo tiempo, debemos impedir que se desarrollen las especies patógenas, origen de enfermedades. A continuación puede ver qué medidas puede tomar para reforzar su sistema inmunitario, aumentar su vitalidad y, en definitiva, mejorar su bienestar. Reducir el consumo de alimentos en estado puro Se deben consumir con moderación alimentos en estado puro, no procesados, como la carne, el queso, las grasas y los azúcares simples (o monosacáridos), ya que pueden romper el equilibrio de la microflora. Desde los años cincuenta, el consumo de alimentos en estado puro no ha dejado de crecer, con el consiguiente e incesante desarrollo de lo que llamamos enfermedades del mundo desarrollado: es decir, enfermedades cardiovasculares, trastornos   digestivos, metabólicos, del sistema nervioso u osteoarticular, etc. Sirva como ejemplo el elevado consumo de azúcares simples: sacarosa, fructosa, maltosa, lactosa, glucosa… Todos los alimentos azucarados o que se transforman rápidamente en azúcares simples, incluido el zumo de frutas, favorecen la proliferación de una flora fúngica que altera el sistema inmunitario, aumentando el riesgo de diabetes, obesidad, accidentes cardiovasculares y todo tipo de cáncer. Puede parecer exagerado, pero hoy en día los médicos no tienen ninguna duda al respecto: un consumo elevado de azúcar produce hiperglucemia y, consiguientemente, hiperinsulinemia, que provoca la formación del tumor cancerígeno y acelera el crecimiento de células tumorales. Los españoles consumen de media 43,8 kilos de azúcar al año, es decir,   unos 120 gramos al día (equivalente a entre 15 y 20 cucharaditas de postre diarias). La mayor parte de este azúcar se “cuela” a través de productos elaborados (refrescos y bebidas azucaradas, cereales, derivados lácteos, etc. que se endulzan con fructosa, el principal edulcorante industrial). Esta cifra es alarmantemente alta. Debería reducirse como mínimo hasta colocarse por debajo de los 10 kilos al año. Y también deberíamos eliminar el consumo de carne, grasas saturadas y lácteos. Así que prioricemos las frutas, legumbres y cereales integrales, bayas, frutos secos, minerales, vitaminas liposolubles y ácidos grasos omega-3. Podemos tomar algo de aceites vegetales (preferiblemente aceite de oliva o nuez), algo menos de grasas saturadas y muy pocos dulces. Comer más fibra: es “prebiótica”   La alimentación moderna es demasiado rica en alimentos en estado puro (carne, queso, grasas y azúcares) y pobre en fibra. A pesar de no ser un nutriente esencial de nuestro cuerpo, la fibra alimentaria resulta indispensable para preservar la flora intestinal, que se alimenta de ella transformándola en ácidos orgánicos que protegen y regeneran la mucosa intestinal. Algunas fibras alimentarias son solubles porque tienen poco peso molecular. Se las denomina “prebióticas” porque su objetivo es estimular el crecimiento de las bacterias “probióticas” o bacterias “buenas” del ecosistema intestinal. Como nuestra flora intestinal se nutre de fibras, no podemos dejar que se eche a perder privándola de las fibras solubles que podemos encontrar, por ejemplo, en la fruta de temporada bien madura, en una gran variedad   de legumbres (preferiblemente leguminosas y crucíferas) y en los cereales de siempre, pobres en gluten (arroz, mijo, avena, espelta…). Consuma especialmente legumbres y frutas ecológicas, porque no contienen pesticidas (cancerígenos) ni conservantes (antibacterianos y antifúngicos que alteran la flora intestinal). Además, en necesario evitar la ingesta conjunta de hidratos de carbono y alimentos ácidos (por ejemplo, cereales y cítricos, cereales o legumbres con vinagre o limón, tomate y pasta o arroz…), ya que los ácidos neutralizan la acción de las enzimas salivales sobre el almidón de los hidratos de carbono, con la consiguiente producción de toxinas en el intestino. Redescubrir los productos fermentados Todas las semiconservas fermentadas contienen bacterias del grupo láctico (Lactococcus, Enterococcus,   Leuconostoc, Pediococcus, Streptococcus, Lactobacillus…). Nuestros antepasados comprendieron instintivamente que los productos fermentados se conservaban bien y que su consumo era beneficioso para la salud. Desde comienzos del siglo pasado, el mundo de la microbiología ya puso poco a poco de manifiesto que algunas bacterias desarrolladas espontáneamente en los productos con fermentación láctica poseían características “probióticas”, es decir, beneficiosas para la salud. El chucrut se viene consumiendo desde la época de los Romanos, y la col fermentada sigue siendo hoy un plato importante de la cocina centroeuropea, desde Alsacia hasta Ucrania. En Polonia, Ucrania y muchos países de Europa del Este se consume borsch, una sopa de verduras cuyo ingrediente principal es el zumo fermentado de remolacha. También en los   países asiáticos destaca el consumo de col fermentada, como en el kimshicoreano, aunque la mayoría de las verduras pueden consumirse de esta manera: zanahorias, berenjenas, cebollas, pepinos… En la cocina occidental, las aceitunas, pepinillos, remolacha, nabos, etc. se conservan mediante fermentación láctica. No obstante, la industria agroalimentaria tiende cada vez más a conservar los productos en escabeche o en vinagre, o a esterilizarlos tras la fermentación, lo que destruye las bacterias. La cerveza de hoy en día suele pasteurizarse a pesar de estar fermentada, por lo que contiene muy pocas bacterias y levaduras. Comer adecuadamente Mastique y ensalive bien los alimentos, sobre todo aquellos ricos en almidón, como los cereales, las frutas, las verduras y las legumbres. Masticar adecuadamente garantiza que la primera fase de la   digestión tenga lugar en la boca bajo los efectos de la amilasa de la saliva, evitando una fermentación intestinal putrefacta que produzca toxinas. No abuse de los alimentos que en ocasiones producen reacciones de intolerancia, como pueden ser la leche de vaca y sus derivados, los cereales modernos ricos en gluten y sus derivados. Evitar el agua con cloro Se añade cloro al agua del grifo antes de que ésta sea distribuida para el consumo precisamente porque acaba con los gérmenes dañinos que pueda contener. Es una gran idea y, desde que se inició esta medida, enfermedades como la disentería o el cólera han desaparecido en los países desarrollados. No obstante, el cloro tiene el mismo efecto en nuestro tubo digestivo: tiende a desinfectarlo, matando indistintamente a los microorganismos buenos y a los malos. Hay que evitar el contacto   innecesario con sustancias bactericidas (que matan bacterias) o fungicidas (que matan levaduras y hongos), incluidos los productos para desinfectar las manos y la piel, porque acaban con todas las cepas microbianas, sean éstas buenas o malas. Además, la piel y los órganos sexuales también están cubiertos de una microflora que hace frente a los gérmenes nocivos, así que más vale cuidarla. Si se toman todas estas precauciones, la microflora protectora se reequilibrará ella sola, siempre y cuando nuestra alimentación y nuestra forma de vida se lo permitan, ya que son los dos medios más poderosos que tenemos para recobrar la salud. Para hacer el proceso más fácil, se pueden tomar también algunos complementos alimenticios. El problema es que la mayor parte de los “probióticos” a la venta no funcionan.
LA FLORA INTESTINAL SE DETERMINA EN EL NACIMIENTO
La composición de la flora intestinal depende, en primer lugar, de la manera en la que nacemos.
Cuando nos encontrábamos en el vientre de nuestra madre, nuestro tubo digestivo era estéril. No tenía microbios.
Las bacterias y levaduras no se instalan en él hasta el momento del parto: 72 horas después de nacer, nuestro tubo digestivo contiene ya ¡millones y millones de bacterias y levaduras!
¿Pero de dónde proceden todas esas bacterias y levaduras? Aún lo desconoce mucha gente, pero para los niños que han nacido por parto natural proceden de la flora vaginal de la madre.
Ahora bien, la flora vaginal depende en gran medida de la flora intestinal, por lo que las mujeres que en las últimas semanas de embarazo tengan una adecuada flora intestinal, dejarán a sus hijos una excelente herencia de especies microbianas para que siembren su intestino. Si por el contrario el intestino de la madre está contaminado por especies oportunistas y patógenas, por desgracia el bebé también las heredará.
De esta manera queda demostrado que la predisposición a padecer ciertas enfermedades tiene relación directa con un tipo de microflora que se transmite de madres a hijos en el nacimiento. En particular ocurre con los descendientes de mujeres que sufren asma o dermatitis. Si durante los últimos meses de embarazo la madre regenera su microflora (veremos cómo), el niño no será portador de una flora que pueda provocarle eczemas y/o asma. De esta manera tan sencilla se puede evitar que el recién nacido sufra una deficiencia que puede arrastrar de por vida, y que a su vez podría derivar en una bronquitis crónica que requeriría de asistencia respiratoria, convirtiéndole en una persona dependiente.
Existe otro caso igualmente preocupante y es el de los niños que nacen por cesárea.
El bebé que nace por cesárea, al ser extraído directamente de la placenta (habitáculo estéril), no tiene contacto con la flora de su madre. Recibe entonces la microflora del entorno, es decir, del hospital, que suele estar poblado de bacterias resistentes a los antibióticos, en especial la desgraciadamente famosa estafiloco aureus (Staphylococcus aureus).
Si no se corrige a tiempo, la flora intestinal de origen hospitalario puede tener consecuencias dolorosas para toda la vida.
Así que es muy importante que desde el momento mismo del nacimiento, las mamás a las que por fuerza debe practicárseles una cesárea siembren el tubo digestivo de su bebé con bacterias beneficiosas para la salud. Antes de hablar de cómo hacerlo, déjeme que puntualice que incluso una flora intestinal buena en el nacimiento puede llegar a desequilibrarse.
Cómo se puede romper el equilibrio de la microflora

Tras el nacimiento, el equilibrio de la microflora intestinal se encuentra en constante evolución. Se trata de un equilibrio dinámico que puede romperse por diferentes factores endógenos y exógenos:
factores endógenos (que se originan en el interior del organismo): puede que tengamos un sistema inmunitario deficiente o una enfermedad metabólica leve que ocasione una modificación de la flora intestinal. Si nos hacemos una herida o pasamos por el quirófano, tenemos una inflamación, estreñimiento crónico o un tumor en el intestino, la microflora también puede alterarse gravemente, lo que empeora los síntomas de la enfermedad prolongando la recuperación.
factores exógenos (que se originan en el exterior): una alimentación desequilibrada, la contaminación por metales pesados o por pesticidas utilizados en el campo o por aditivos alimentarios antimicrobianos, infecciones por gérmenes patógenos, niveles altos de estrés, tratamientos antibióticos, vacunas… Todo ello favorece la inhibición de las bacterias buenas, dejando espacio para que se reproduzcan los gérmenes oportunistas y patógenos que son responsables de enfermedades.
Las consecuencias pueden tener mayor o menor gravedad, e ir desde simples trastornos digestivos hasta la ruptura total de las defensas del organismo. En ese caso, se corre el riesgo de que los gérmenes se multipliquen hasta provocar una infección generalizada (septicemia), y potencialmente la muerte.
Esto demuestra que una flora intestinal equilibrada es clave a la hora de estar sanos y hacer frente a las enfermedades. Nuestro objetivo debe ser conservar la flora en un estado microbiológico perfecto.
Voy a explicarle cómo:
Cuidar y mejorar la flora intestinal

Algunas de las bacterias presentes en la flora intestinal tienen un efecto positivo para la salud y para la vida en general: por ese motivo, los científicos las han bautizado como “probióticas” (beneficiosas para la vida). Estimulan el sistema inmunitario, reducen las alergias y alivian la inflamación del intestino. También impiden la producción de toxinas susceptibles de sobrecargar el hígado, mejoran el tránsito intestinal, disminuyen las flatulencias y previenen los trastornos digestivos (estreñimiento o diarrea). Para que realmente merezcan llamarse probióticos, es necesario demostrar sus efectos científicamente.Pero existen otras especies oportunistas o patógenas, susceptibles de originar problemas de salud de todo tipo, entre ellos alergias, micosis y hasta alguna enfermedad.
Entre las micosis, la candidiasis provocada por laCandida albicans es alarmante, puesto que la proliferación de este germen en el organismo provoca una alteración del sistema inmunitario que puede abrir la puerta a otras enfermedades, como el cáncer.
El reto es el siguiente: tenemos que favorecer la proliferación de bacterias beneficiosas mediante la implantación de especies favorecedoras de bacterias saludables y el uso del “abono” adecuado. Y, al mismo tiempo, debemos impedir que se desarrollen las especies patógenas, origen de enfermedades.
A continuación puede ver qué medidas puede tomar para reforzar su sistema inmunitario, aumentar su vitalidad y, en definitiva, mejorar su bienestar.
Reducir el consumo de alimentos en estado puro

Se deben consumir con moderación alimentos en estado puro, no procesados, como la carne, el queso, las grasas y los azúcares simples (o monosacáridos), ya que pueden romper el equilibrio de la microflora.
Desde los años cincuenta, el consumo de alimentos en estado puro no ha dejado de crecer, con el consiguiente e incesante desarrollo de lo que llamamos enfermedades del mundo desarrollado: es decir, enfermedades cardiovasculares, trastornos digestivos, metabólicos, del sistema nervioso u osteoarticular, etc.
Sirva como ejemplo el elevado consumo de azúcares simples: sacarosa, fructosa, maltosa, lactosa, glucosa…
Todos los alimentos azucarados o que se transforman rápidamente en azúcares simples, incluido el zumo de frutas, favorecen la proliferación de una flora fúngica que altera el sistema inmunitario, aumentando el riesgo de diabetes, obesidad, accidentes cardiovasculares y todo tipo de cáncer.
Puede parecer exagerado, pero hoy en día los médicos no tienen ninguna duda al respecto: un consumo elevado de azúcar produce hiperglucemia y, consiguientemente, hiperinsulinemia, que provoca la formación del tumor cancerígeno y acelera el crecimiento de células tumorales.
Los españoles consumen de media 43,8 kilos de azúcar al año, es decir, unos 120 gramos al día (equivalente a entre 15 y 20 cucharaditas de postre diarias). La mayor parte de este azúcar se “cuela” a través de productos elaborados (refrescos y bebidas azucaradas, cereales, derivados lácteos, etc. que se endulzan con fructosa, el principal edulcorante industrial). Esta cifra es alarmantemente alta. Debería reducirse como mínimo hasta colocarse por debajo de los 10 kilos al año. Y también deberíamos eliminar el consumo de carne, grasas saturadas y lácteos.
Así que prioricemos las frutas, legumbres y cereales integrales, bayas, frutos secos, minerales, vitaminas liposolubles y ácidos grasos omega-3. Podemos tomar algo de aceites vegetales (preferiblemente aceite de oliva o nuez), algo menos de grasas saturadas y muy pocos dulces.
Comer más fibra: es “prebiótica”

La alimentación moderna es demasiado rica en alimentos en estado puro (carne, queso, grasas y azúcares) y pobre en fibra. A pesar de no ser un nutriente esencial de nuestro cuerpo, la fibra alimentaria resulta indispensable para preservar la flora intestinal, que se alimenta de ella transformándola en ácidos orgánicos que protegen y regeneran la mucosa intestinal.
Algunas fibras alimentarias son solubles porque tienen poco peso molecular. Se las denomina “prebióticas” porque su objetivo es estimular el crecimiento de las bacterias “probióticas” o bacterias “buenas” del ecosistema intestinal.
Como nuestra flora intestinal se nutre de fibras, no podemos dejar que se eche a perder privándola de las fibras solubles que podemos encontrar, por ejemplo, en la fruta de temporada bien madura, en una gran variedad de legumbres (preferiblemente leguminosas y crucíferas) y en los cereales de siempre, pobres en gluten (arroz, mijo, avena, espelta…).
Consuma especialmente legumbres y frutas ecológicas, porque no contienen pesticidas (cancerígenos) ni conservantes (antibacterianos y antifúngicos que alteran la flora intestinal).
Además, en necesario evitar la ingesta conjunta de hidratos de carbono y alimentos ácidos (por ejemplo, cereales y cítricos, cereales o legumbres con vinagre o limón, tomate y pasta o arroz…), ya que los ácidos neutralizan la acción de las enzimas salivales sobre el almidón de los hidratos de carbono, con la consiguiente producción de toxinas en el intestino.

Redescubrir los productos fermentados

Todas las semiconservas fermentadas contienen bacterias del grupo láctico (Lactococcus, Enterococcus, Leuconostoc, Pediococcus, Streptococcus, Lactobacillus…).
Nuestros antepasados comprendieron instintivamente que los productos fermentados se conservaban bien y que su consumo era beneficioso para la salud. Desde comienzos del siglo pasado, el mundo de la microbiología ya puso poco a poco de manifiesto que algunas bacterias desarrolladas espontáneamente en los productos con fermentación láctica poseían características “probióticas”, es decir, beneficiosas para la salud.
El chucrut se viene consumiendo desde la época de los Romanos, y la col fermentada sigue siendo hoy un plato importante de la cocina centroeuropea, desde Alsacia hasta Ucrania. En Polonia, Ucrania y muchos países de Europa del Este se consume borsch, una sopa de verduras cuyo ingrediente principal es el zumo fermentado de remolacha.
También en los países asiáticos destaca el consumo de col fermentada, como en el kimshicoreano, aunque la mayoría de las verduras pueden consumirse de esta manera: zanahorias, berenjenas, cebollas, pepinos…
En la cocina occidental, las aceitunas, pepinillos, remolacha, nabos, etc. se conservan mediante fermentación láctica. No obstante, la industria agroalimentaria tiende cada vez más a conservar los productos en escabeche o en vinagre, o a esterilizarlos tras la fermentación, lo que destruye las bacterias. La cerveza de hoy en día suele pasteurizarse a pesar de estar fermentada, por lo que contiene muy pocas bacterias y levaduras.

Comer adecuadamente

Mastique y ensalive bien los alimentos, sobre todo aquellos ricos en almidón, como los cereales, las frutas, las verduras y las legumbres. Masticar adecuadamente garantiza que la primera fase de la digestión tenga lugar en la boca bajo los efectos de la amilasa de la saliva, evitando una fermentación intestinal putrefacta que produzca toxinas.
No abuse de los alimentos que en ocasiones producen reacciones de intolerancia, como pueden ser la leche de vaca y sus derivados, los cereales modernos ricos en gluten y sus derivados.

Evitar el agua con cloro

Se añade cloro al agua del grifo antes de que ésta sea distribuida para el consumo precisamente porque acaba con los gérmenes dañinos que pueda contener.
Es una gran idea y, desde que se inició esta medida, enfermedades como la disentería o el cólera han desaparecido en los países desarrollados.
No obstante, el cloro tiene el mismo efecto en nuestro tubo digestivo: tiende a desinfectarlo, matando indistintamente a los microorganismos buenos y a los malos. Hay que evitar el contacto innecesario con sustancias bactericidas (que matan bacterias) o fungicidas (que matan levaduras y hongos), incluidos los productos para desinfectar las manos y la piel, porque acaban con todas las cepas microbianas, sean éstas buenas o malas. Además, la piel y los órganos sexuales también están cubiertos de una microflora que hace frente a los gérmenes nocivos, así que más vale cuidarla.
Si se toman todas estas precauciones, la microflora protectora se reequilibrará ella sola, siempre y cuando nuestra alimentación y nuestra forma de vida se lo permitan, ya que son los dos medios más poderosos que tenemos para recobrar la salud.
Para hacer el proceso más fácil, se pueden tomar también algunos complementos alimenticios. El problema es que la mayor parte de los “probióticos” a la venta no funcionan.

SINTOMAS de la ASENCION: como nos afecta el REJUSTE VIBRACIONAL DEL PLANETA

Los seres humanos que nos vemos afectados por el proceso de transmutación y renovación energética nos produce una serie de síntomas, malestares e incomodidades.
 
Los átomos y electrones y demás partículas que forman la materia de nuestros sistemas biológicos han elevado su frecuencia vibratoria así como los procesos puramente eléctricos como el pensamiento, la memoria, las sensaciones, emociones y sentimientos se verán seriamente afectados en este período.
 
Los chakras o centros energéticos en forma de discos que se disponen a lo largo de la columna vertebral son los encargados del intercambio energético y se relacionan con el cuerpo físico a través de las glándulas, cumpliendo un papel fundamental en este proceso de reajuste y elevación de la frecuencia vibratoria.
 
A continuación les ofrecemos una lista de síntomas que pueden aparecer durante el proceso de despertar y reajuste a esta nueva energía y las manifestaciones de sus cuerpos energético y físico a estos cambios de frecuencia vibratoria y el reajuste que ello implica, no quiere decir que sean los únicos, pueden sentir muchos malestares más.
 
Si tiene dudas con lo que se siente acuda a un medico y hágase chequear asi quedara tranquilo.
 
Síntomas del reajuste vibracional:
 
Una mente acelerada y ansiedad dentro de tu energía. La sensación de que no hay suficiente tiempo y de ser empujado a lo largo de su propio camino.
 
Una mente inflexible y una sensación de no sentir, una desconexión de las emociones propias.
 
Una mente abierta pero abrumadoramente rebosante de emoción espontánea. Una sensación de cambio inmenso y ninguna sensación de control de tu realidad o de conocer la dirección hacia donde vas.
 
Sensación de que el tiempo se acaba, que no queda tiempo para hacer lo que falta, el tiempo parece ir volando, no nos alcanza, los días y las semanas se van volando.
 
Inconformidad con las cosas, la vida y el mundo. Sentimos que las cosas están mal, así que debe haber otra forma mejor de hacerlas.
 
Cambios en el patrón de sueños. Ahora soñamos todas las noches, aunque la mayor parte del tiempo no podemos recordar lo que soñamos. Sueños vívidos.
 
Nos despertamos a la misma hora cada noche entre las 3 y las 4 de la madrugada.
 
Amanecer cansado igual o más cansados que cuando nos acostamos.
 
Tener sueños repetitivos, soñar siempre con lo mismo.
 
Palpitaciones frecuentes que nos hacen pensar que tenemos un problema cardíaco.
 
Sensación de hueco en el corazón, de estaca o de tarugo clavado en el centro del pecho.
 
Falta de corazón, insensibilidad total ante todo, que nada nos importa y no podemos sentir nada por nadie ni por nada Desapego total.
 
Sensación de ahogo, falta de aire.
 
Gripes y síntomas respiratorios frecuentes, crisis de asma y aumento de las alergias respiratorias.
 
Erizamientos en partes del cuerpo y sensación de bichos caminando por el cuerpo y la cabeza.
 
Olas de energías que nos recorren en ambos sentidos.
 
Calor intenso o frío intenso.
 
Corrientes circulando por nuestro cuerpo y saliendo por las manos de manera intensa (corrientazas cuando tocamos algo o a alguien).
 
Calor, hormigueo o entumecimiento de las manos.
 
Pérdida brusca de la visión, visión borrosa, un día ves bien y otro mal.
 
Candelillas en los ojos o visualizaciones de espejismos o arcos de luz y figuras geométricas brillantes.
 
Sentir presencias cercanas a nosotros, sombras o seres que vemos cruzar nuestro campo visual periférico.
 
Aumento del interés por temas espirituales.
 
Sentir la necesidad de mirar al cielo, estar en contacto con la tierra, el mar, los árboles y los animales.
 
Diarreas frecuentes, que no mejoran con tratamiento alguno y no guardan relación con los alimentos. Son muy fétidas y explosivas o nada fétidas y pueden tener color característico. Ej. Verdes, rosadas, etc.
 
Nauseas, vómitos ocasionales, sensación de llenura.
 
Aumento de los gases intestinales, meteorismo (ruidos intestinales).
 
Aumento en la ingestión de agua.
 
Mareos, pérdidas de equilibrio, dificultad para medir la distancia a los objetos, caídas frecuentes.
 
Dolores de cabeza frecuentes, sensación de opresión como si lo tuvieran agarrado por la cabeza.
 
Sentir que le caminan bichos por el cuerpo y por la cabeza como si tuviera piojos.
 
Picazón en distintas partes del cuerpo.
 
Pérdida de la memoria, no poder recordar con exactitud lo que hizo hace un momento o lo que hizo ayer, se le olvidan los nombres de personas, calles y números telefónicos con los que usualmente se relacionaba.
 
Sensación de que Ud. es una persona diferente cada día, que las cosas según las conoció no volverán a ser, siente que es una persona nueva y que cada día es diferente y único.
 
Desorientación, no saber la dirección de algún lugar al que esta acostumbrado a ir o vagar sin rumbo alguno, sintiendo que no llega a ningún lado.
 
Sensación de estar en más de un lugar al mismo tiempo.
 
Sentir que partes de tu cuerpo vibran intensamente o los objetos que se ponen en contacto con su cuerpo.
 
Dolor de espalda, en las piernas y los pies, las grandes articulaciones, dolores que emigran de un lugar a otro o bajan por una extremidad o parte del cuerpo.
 
Sensación de peso y hormigueo en los pies, a veces pareciera que tiene botas de hierro que pesan toneladas, en otras ocasiones es como si le apretaran las piernas con bandas elásticas.
 
Aparición de coincidencias significativas. Ej. Piensa o habla de alguien y cuando sale a la calle lo ve o lo llama por teléfono. Piensa en algo que necesita y lo consigue fácilmente o se lo regalan. Libros, documentos y otra información relacionada con temas de autoayuda y espirituales llegan de manera inesperada.
 
Aumento de su dialogo interior, en ocasiones se descubrirá hablando consigo mismo.
 
Su sensibilidad por causas ecológicas, ambiéntales o calamidades humanas se verá incrementada.
 
Desprenderse de conceptos, tradiciones, patrones y costumbres que le fueron inculcados por su familia y durante su proceso de educación en la cultura a la que pertenece. Hacer nuevas amistades donde se converse de temas místicos.
 
Sentir en la mañana al levantarse una tremenda angustia, levantarse con la sensación de que algo grande va a ocurrir.
 
Llorar sin un motivo solo porque tienes deseos.
 
Cambios en sus preferencias y prioridades, de pronto las cosas materiales cambian de significado para ud. Y ahora todo es más simple y siente que tiene todo lo que necesita.
 
Cambios en la manera de disfrutar o pasar el tiempo libre, si antes le gustaba beber e ir a fiestas ahora vera que eso ya no lo hace feliz.
 
Cambios de sus hábitos y costumbres. Romper rutinas y no poder hacer lo mismo cada día.
 
Aparición de erupciones en la piel sin explicación.
 
Sentir que se desdobla, que abandona su cuerpo físico, flota en su habitación o sale de ella mirándose dormir en la cama y que puede ver el mundo sin abrir los ojos.
 
Siente que se comunica con las personas sin usar el lenguaje, solo piensa en algo y su hijo o amigo o la persona que este cerca de ud habla de lo que pensó o se lo da, comienza a tararear una canción en su mente y otro comienza a cantarla.
 
De pronto se convierte en el centro de su grupo social o compañeros de trabajo, siente que atrae a personas y animales.
 
Perdidas ocasionales de la conciencia por varias horas y convulsiones sin causas aparente. Cuando se chequea por los médicos todo esta normal.
 
Aumento de su percepción extrasensorial, sabe lo que los demás quieren o piensan. Nadie lo puede engañar o mentir.
 
Desear comer cosas raras: plantas que no son comestibles, cortezas de árboles o frutas raras en su medio.
 
Necesidad de pasar tiempo solo, consigo mismo sin que nada ni nadie lo moleste.
 
Siente la necesidad de hacer cambios en sus relaciones y patrones de vida, los actuales ya no lo hacen feliz.
 
Abandono de sus creencias religiosas y cambio en la manera en que ud. Se relaciona con Dios. Siente que hay más y sale a buscarlo.
 
Aparición o intensificación de un zumbido agudo en los oídos (Grillo Cósmico).
 
Agudización de sus sentidos (oído, olfato, tacto) y aparición de nuevos (telepatía, visión telepática, clarividencia, claripercepción).
 
Siente que lo tocan o acarician mientras duerme o se esta durmiendo.
 
Los maestros que nos guían en este proceso nos han dado una series de herramientas que nos ayudan a transitar por este período de la mejor manera posible, pero de forma general nos hará mucho bien no resistirnos al proceso, aceptarlo, pasar tiempo solos consigo mismo, buscar el contacto con la tierra y la naturaleza, respirar y meditar un tiempo cada día…. y sobretodo, tener mucha paciencia consigo mismos durante ésta etapa.

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SINOPSIS:

El libro LA SEMILLA es es un libro revelador, una herramienta para que las personas despierten a una nueva realidad que ha permanecido oculta en favor de los intereses de unos pocos.

Descubre EL SECRETO que esconde LA LEY DE LA ATRACCIÓN, los principios de la verdadera ESPIRITUALIDAD, la METAFÍSICA DE LA VIDA, la AUTOAYUDA, el CRECIMIENTO PERSONAL, la FÍSICA CUÁNTICA, el PENSAMIENTO POSITIVO, el DESARROLLO PERSONAL y LA SANACIÓN DE las EMOCIONES y TRAUMAS PASADOS... Y haz que tu Mundo active la llegada de una NUEVA ERA donde puedas vivir en PAZ y ARMONÍA lejos del hermetismo y la ignorancia a la que hemos estado sometidos.

"No espere más, porque esperando se nos va la Vida que esperamos... Y no podremos comprar aquello que no tiene precio"

Podemos estar toda la Vida en una noria mientras tropezamos una y otra vez, sin saber por qué. O podemos DESPERTAR a esta nueva REALIDAD, a una nueva CONSCIENCIA

"Naciste con nada y a la vez con todo. Y has de ser feliz con nada, para poder ser feliz con todo"

Muchos maestros espirituales, como BUDA y JESÚS, además de otros grandes seres que han marcado nuestra historia, como el gran MAHATMA GANDHI, LAO-TSE, CONFUCIO o HERMES TRISMEGISTO, intentaron abrirnos los ojos y hacernos VER.

Ponen etiquetas como Pseudociencia, Pseudomísticos, Conspiranoico o Teoría de la Conspiración y hacen campañas en contra de todo aquel o aquello que va en contra de su beneficio, como sucede con las TERAPIAS ALTERNATIVAS.

Todo aquello que intente interferir en su propósito, es eliminado y alienado por su maquinaria de distracción masiva. Todo lo que no les conviene es PSEUDO y CONSPIRACIÓN... O simplemente se encargan de destruir la credibilidad de las personas que van contracorriente, tachándolos de charlatanes o locos.

"No podremos comprender el Todo, si no nos situamos en el Todo"

Puedes leer el libro más vendido de Autoayuda y Crecimiento Personal en Español, un Best-Seller para crecer y encontrar tu equilibrio

Hay escritores magníficos en EL AHORA y que nos acompañaron poco tiempo atrás, que nos ofrecen enseñanzas extraordinarias, como son el caso de Deepak Chopra, Wayne Dyer, Ekhart Tolle, Neale Donald Walsch, Emilio Carrillo, Jorge Bucay, Rhonda Byrne, Paulo Coelho, Nassim Haramein, Tony Robbins, Daniel Goleman, Robert Kiyosaky, Viktor Frankl, Robert Fisher, Álex Trías, Fernando Rovira, El Dalai Lama, Louse L. Hay, Suzanne Powell, Robin Sharma, Jack Canfield, Ramón Campayo, Cayetano Arroyo, Nunc, Dan Millman, Bernardo Stamateas, Eduardo Punset, Elsa Punset, Michael Brown, Walter Riso, Gregg Braden, Joe Vitale, Fred Alan Wolf, Lain García Calvo y otros muchos, algunos menos conocidos, pero que te ayudarán a SER FELIZ.

También puedes ver vídeos y audios con noticias y enseñanzas alternativas en canales de Youtube como Mindalia Televisión o La Caja de Pandora y leer revistas como Discovery Salud y Mente Sana que te aportarán sabiduría además de estimular tu propia intuición.

 

ÍNDICE:

-Introducción

-Construyendo los cimientos

-La ignorancia es el límite de nuestra libertad

-Las religiones

-Energía. Todo lo que existe es energía

-El orden

-2012, el inicio de una nueva Era

-Las civilizaciones antiguas

-El agua

-Los otros

-El sentido de la vida

-La mujer… Lo femenino

-El amor

-Conócete a ti mismo

-El centésimo mono

-Los que manejan el mundo

-El lenguaje de Dios

-Los niños índigos, Cristal y los niños Súper-Psíquicos

-El origen

-Los números, la geometría y los astros

-Fenómeno 11:11

-El último Presente

-El Sueño

-Reflexión. A modo de síntesis

-Un poco de ayuda

-Oración de co-creación

-¡Despierta!

Solapa 1 LA SEMILLA UN LIBRO PARA RECORDAR

Solapa 2 LA SEMILLA UN LIBRO PARA RECORDAR

LIBRO LA SEMILLA UN LIBRO PARA RECORDAR - PEDRO J. PÉREZ - THE SEED BOOK A BOOK TO REMEMBER - PEDRO JAVIER PÉREZ CÁCERES

Pedro Javier Pérez Cáceres

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